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martes, 4 de junio de 2013

LA CONQUISTA DE LA LUNA


 La carrera espacial iba siendo ganada por los rusos. A mediados del siglo XX, sólo las dos grandes potencias de ideología opuesta poseían los recursos humanos y materiales necesarios para poder adentrarse en este nuevo y vasto territorio que es el Cosmos. La eterna búsqueda de prestigio, poderío militar y supremacía ideológica, empaparía el relato de las misiones que se realizaron durante este período, el inicio de lo que coloquialmente hemos llegado a denominar “Carrera Espacial”.

   Fue una de esas dos naciones, la Unión Soviética, quien obtuvo las primeras victorias en esta competición nunca oficialmente reconocida. El advenimiento del primer hombre en el espacio -a la sazón un ciudadano del país comunista-, y una compleja sucesión de fracasos políticos como el desastre de Bahía Cochinos, moverían al entonces Presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, a tomar una de sus más famosas decisiones: América combatiría a la U.R.S.S. en su propio terreno, viajaría hacia la Luna, y lo haría antes de que finalizase la década. Con este simple discurso, la “Carrera Espacial” se transmutó en “Carrera Lunar”, y el futuro de la Astronáutica cambió para siempre.

El presidente Kennedy uno de los principales impulsores de la carrera espacial estadounidense
 Los años siguientes transcurrieron aún plenos de éxitos soviéticos. Por eso, los dirigentes de aquel país no tuvieron inconveniente en anunciar lo que ya era obvio: frente al reto americano, la U.R.S.S. respondería de forma adecuada con su propio programa lunar, buscando mantener el liderazgo que tan gloriosamente había ostentado hasta ese momento. De hecho, hasta 1968, fueron numerosas las declaraciones que reconocían los progresos de tal proyecto. Pero de pronto, poco antes del desembarco del Apolo-11, tanta condescendencia se trocó inesperadamente en negativa total: en la Unión Soviética jamás había existido un programa lunar tripulado.

   El presidente Kennedy anunció que serían los Estados Unidos de América los primeros en poner un hombre en la Luna pero, a fin de cuentas, era un político: sabía el qué pero no el cómo. Existían dos proyectos, el Geminis y el Apolo, que tenían la posibilidad de facilitar a Armstrong el dar su famoso pequeño paso, y finalmente se optó por otorgar la máxima responsabilidad a Werner von Braun y su proyecto Apolo.

Edificio de la NASA
  A partir de ese momento, la NASA, creada unos años antes, empieza a multiplicar su presupuesto, y llega a  implicar a 36.000 personas y unas 350.000 más en la industria auxiliar. Contaba además con un excelente capital, que eran los pilotos de pruebas de las Fuerzas Aéreas.

  Las primeras misiones del Proyecto Apolo fueron aproximaciones sucesivas a nuestro satélite: primero un vuelo orbital, después un viaje hasta la Luna y volver, después un viaje hasta la Luna, un ensamblaje del módulo lunar y volver.

  Tras todas estas pruebas, queda configurado el lanzador Saturno V. Es un aparato de 110 metros de altura y 2700 toneladas de peso, capaz de consumir en los primeros momentos del despegue 15 toneladas de combustible por segundo.

   Es una máquina de una notable perfección, que sólo tiene en su contra el incendio que costó la vida a Virgil I. Grissom, Edward H. White y Roger B. Chafee en los momentos preliminares de uno de los lanzamientos de ensayo.

Virgil I. Grissom, Edward H. White y Roger B. Chafee

Frustraciones finales soviéticas 

   En 1969 durante febrero y julio, en vísperas del lanzamiento de la misión Apolo 11, fracasan a escasos segundos del despegue dos lanzamientos de nave Soyuz impulsadas por primera vez por cohetes lunares N-1.

  Esto tiene resultados catastróficos, al incendiarse y estallar el cohete cayendo sobre la misma rampa de lanzamiento. Estos reveses abren definitivamente el camino para el triunfo de los EE.UU. en la carrera espacial. Completando una saga maldita, en junio de 1970 y en noviembre de 1972 dos nuevos intentos de lanzamiento fallidos obligan a la destrucción del cohete a pocos minutos del despegue tras lo cual el programa de misiones tripuladas es cancelado definitivamente.

Estación Espacial Internacional



Apolo 11: el hombre en la Luna 

   El 20 de julio de 1969, el comandante Neil A. Armstrong posaba el módulo de aterrizaje Eagle sobre la superficie de la Luna. La misión Apolo 11 alcanzaba la Luna por primera vez en la historia de la humanidad, tras recorrer 380.000 kilómetros en poco más de 100 horas. Allí Armstrong decía la histórica frase “este es un pequeño paso para un hombre pero un gran paso para la humanidad”. Estuvieron en la superficie lunar 2 horas y solo se alejaron 100 metros del modulo Lunar. El acontecimiento fue seguido por 700 millones personas por televisión,  todo un record para la época.

Apolo XI

Tripulación del Apolo XI


Curiosidades:

El ingeniero Gary Peach, de 73 años, que trabajaba durante la misión del Apolo en una estación de tierra de la NASA en Australia, fue quien supuestamente pensaría en una de las más memorables frases del mundo, preocupado por que el histórico momento no quedara reflejado con las palabras adecuadas.
Temía que se hiciera algún comentario sobre el polvo de la superficie lunar y comunicó su preocupación al jefe de la estación de tierra.Cuando éste le preguntó qué palabras consideraba adecuadas, Peach eligió las que poco después oyeron 700 millones de espectadores de la boca de Armstrong.

Neil Armstrong


   El horno microondas, el velcro, el GPS ( posicionador  global satelital), los pañales de los bebés tal como hoy los conocemos   son inventos que trajo consigo la conquista de la luna. Por ejemplo, se crearon instrumentos inalámbricos, como la taladradora con la que el astronauta estadounidense Neil Armstrong perforó las piedras lunares que trajo a la Tierra.Los monitores cardiacos para controlar la salud de los viajeros espaciales, entonces una novedad, hoy son de uso corriente en los hospitales.

La Tierra vista desde la Luna



4 comentarios:

  1. me a parecido muy chulo =/ =)

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  2. me gustaria saber el nombre de la primera persona que sono, y trabajo para construir la primera nave para viajar a la Luna

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    1. Querido Amigo: gracias por leer el artículo.

      La tecnología que se necesita para las naves espaciales viene de la construcción de los cohetes. Uno de los pioneros en la construcción de los cohetes fue el peruano Pedro Paulet, quien diseñó el primer motor cohete a finales del siglo XIX. Parte de sus descubrimientos fueron usados por Robert Hutchins Goddard y Hermann Julius Oberth para perfeccionar sus cohetes, los cuales ya incorporaban giroscopio. Oberth se especializó en cohetes con combustible líquido. A su vez, en la Alemania Nazi, Wernher Von Braun desarrolló el misil V-2.

      La carrera espacial tuvo su máximo interés entre los años 50 y 70. De aquí podemos destacar Luna 3, desde la que se tomaron las primeras fotografías de la cara oculta de la luna, Luna 9 (la primera nave en alunizar en la luna), la ZOND5 (la primera nave en transportar seres vivos en un viaje de ida y vuelta), el Apolo 11 (primera nave tripulada que alunizó en la Luna), Luna 16 (la primera nave en alunizar en la Luna y traer muestras del suelo lunar) y Luna 24 (segunda expedición que hizo lo mismo que Luna 16, y la última que lanzó la Unión Soviética).

      Respecto a la primera persona en soñar con viajes a la luna, nos imaginamos que lo han hecho multitud de personas. Sin embargo, la primera persona de la que tenemos constancia que lo hizo, fue Julio Verne en su libro “De la Tierra a la Luna”, publicado en un periódico entre mediados de Septiembre de 1865 y mediados de octubre del mismo año, con un total de 28 capítulos publicados.

      Esperamos haber resuelto sus dudas.

      Un saludo

      La redacción de Saber y Ocio

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