UNA LUZ EN ANANTAPUR
A lo largo y ancho de nuestro país hay personas que sienten la llamada de la solidaridad. Algunos, dichosos ellos, actúan en consecuencia y consagran al menos una parte de su vida a luchar por aquello que merece la pena. Sin embargo, la mayoría no logra reunir el coraje que se necesita para hacer lo que debemos. Entre los afortunados, hay una persona que se ha destacado por dedicar toda su vida contra la miseria ética y material: me refiero al ex jesuita Vicente Ferrer.
Vicente Ferrer
Nació en Barcelona, España, el día 5 de Mayo de 1920. Cuando era joven se afilió al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). A los dieciséis años fue llamado a filas por el Ejército Republicano debido a la infame Guerra Civil. Terminada la guerra pasó por dos campos de concentración, el de Argeles-Sur-Mer, primero, y el de Betanzos, una vez fue entregado por Francia a las autoridades franquistas en Hendaya. Una vez salió del campo de concentración de Betanzos inició de nuevo el servicio militar, y terminado este, sus estudios de derecho. Sin embargo, su carrera parecía no ser suficiente para colmar sus aspiraciones de ayuda al prójimo. Por lo tanto, abandonó los estudios de derecho para ingresar posteriormente en la Compañía de Jesús.
Campo de Concentración de Argeles-Sur-Mer, Francia |
Pasaron los años y fue destinado primero a Barcelona, pero después se produciría el cambio que le iba a marcar para siempre: sería destinado a Mumbai, en la India, donde trabajaría como misionero.
Aunque su cometido iba a ser terminar su formación espiritual, decidió dar rienda suelta a su idealismo y salir a conocer a las gentes de Manmad, conocer sus necesidades y ganarse su confianza, intentando dar solución al sufrimiento de los más pobres, de los desposeídos. Con el fin de lograrlo, puso en marcha entre el campesinado un sistema de trabajo, que despertó conciencias y supuso un enorme movimiento solidario. El sistema se llamaba “El milagro de dar”. Consistía en una modesta ayuda económica y el asesoramiento técnico imprescindible para obtener agua para los cultivos. Si, al finalizar, cada campesino devolvía lo prestado (sin intereses), el milagro se extendía entre toda su comunidad.
Simultáneamente, el entonces padre Vicente Ferrer trabajó construyendo servicios para la comunidad, y gracias a la cesión de unos terrenos, construyó dos escuelas, un hospital y dos residencias de alumnos, los cuáles eran ya casi un millar.
Hospital del Sida en la India |
Desde sus inicios, puso en práctica cosas como la organización de pequeñas cooperativas para excavación de pozos, canalizaciones para el abastecimiento de agua, bancos de semillas, pequeñas parcelas de regadío, y un largo etcétera.
Llega el exilio. Ola masiva de protesta
La labor llevada cabo entre los campesinos por Vicente Ferrer generó un fuerte rechazo en ciertos sectores, que vieron profundamente amenazados sus intereses. En el “Ilustrated Weekely”, una importante publicación india, se publicó un artículo llamado “La Revolución Silenciosa”, el cuál motivó que le expulsaran del país “por actividades anti nacionales”.
Ante esto campesinos, intelectuales y líderes religiosos, coordinados por Made Metha, activo e influyente líder social de Mumbai, recorrieron los 250 kilómetros que separan Manmad de Mumbai con el fin de exigir justicia al Gobierno, todo esto dos días antes de que expirara el plazo para la expulsión de Ferrer.
Sin embargo, los manejos del poder, por desgracia, pudieron más que la voluntad popular, y, finalmente, Ferrer fue expulsado del país. Como muestra del afecto que los indios le tenían, el día de su partida le esperó una multitud en el aeropuerto, personajes políticos incluidos.
Vicente volvió de nuevo a España, donde fundó Acción Fraterna en el Mundo, con el único objetivo de aliviar la situación de quienes pasan hambre. Tiempo más tarde se trasladó a Portugal, donde se le presentó un reto que le propusieron algunos indios como prueba de su amor a la India: conseguir la liberación de dos goanos que estaban presos a perpetuidad en las cárceles de Lisboa, liberación que, finalmente, Vicente consiguió al cabo de dos meses.
Vuelta a la India
Por aquellas fechas apareció en la revista estadounidense “Life” un reportaje titulado “El Santo de Myanmar”. Al mismo tiempo, un gran movimiento recogió 25.000 firmas con el fin de proponer a Ferrer como candidato al Premio Nobel para la Paz. Sin embargo, esto no fue óbice para que tardase demasiado tiempo en llegar el permiso de vuelta a la India, tardanza que sorprendió a Indira Ghandi, quien ordenó que le concedieran de inmediato la visa de entrada.
Una vez regresó a la India, le acogió el estado de Andra Pradesh. Allí, Vicente, junto a varios incondicionales voluntarios, se instaló en Anantapur, la zona más pobre de esa región. Era una región prácticamente desértica, sin sanidad ni educación. Allí, algunos políticos extremistas no le recibieron precisamente con los brazos abiertos, y en vez de eso le rechazaron por completo, creando pintadas que decían “Ferrer, Go Back” (es decir, “Ferrer, Márchate”). Pero Vicente no se amedrentó, y a los tres días contaba ya con una casa que él convirtió en cuartel general.
Indira Gandhi |
En Marzo de 1970 abandonó la Compañía de Jesús y contrajo matrimonio con Anne Perry, periodista inglesa que hubo permanecido a su lado desde el problema de Manmad. Así nació Rural Development Trust (Fondo para el Desarrollo Rural), organización que bajo el liderazgo de Ferrer hace lo posible por lograr el desarrollo de Anantapur.
Persiste el acoso
Si bien Ferrer pudo volver a la India, hay que decir que el asedio continuó, esta vez desde las autoridades de la zona, quienes tenían miedo de sus actividades. Intentaron incluso encarcelarlo, pero no lo lograron, y denunció el abuso de poder del que era víctima.
Escuela del RDT |
En 1969 creó su propia fundación, la Fundación Vicente Ferrer, a través de la cuál ayuda a los descastados y a las aldeas tribales del distrito de Anantapur. Su trabajo dio sus frutos: tres hospitales generales, uno del VIH, 14 clínicas rurales, 1.696 escuelas y unas 30.000 viviendas.
Anne Perry, mujer de Vicente Ferrer |
La Fundación Vicente Ferrer es una ONG comprometida con la transformación de Andra Pradesh, una de las zonas más pobres y necesitadas de la India, así como de algunas de las comunidades más desfavorecidas del sistema indio: intocables y grupos tribales, amén de los mencionados “descastados”.
Niños en una de las escuelas de la Fundación |
La Fundación Vicente Ferrer se creó con el fin de intentar buscar soluciones efectivas a los gravísimos problemas a los que se enfrentaba la comunidad rural de Anantapur. Desde su principio, funciona como un organismo fuertemente implantado en el terreno social, que es respetuoso con su entorno y que promueve la transformación que se está produciendo en la región.
Esta organización abrió su primera oficina en España en 1996 para dar la garantía de que se tienen unos ingresos estables, y para poder continuar con los proyectos en la India. Finalmente, Vicente falleció el 19 de Junio de 2009, a los 89 años de edad. Si bien él murió, su legado persiste, y gracias a él viven dignamente miles de personas, objetivo que muy, muy pocos han logrado. Y es que, le pese a quien le pese, hay gente que sí es imprescindible, tal vez no en su existencia física, pero sí en cuanto a su legado.
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