La Santa Compaña o procesión de almas en
pena, es una tradición fundamentalmente gallega,
aunque también se da en otras zonas de la Península como Asturias o
Extremadura, por poner un ejemplo, aunque aparece con diferentes nombres.
En esta tradición hay mucho de
leyenda, aunque también hay quien asegura
haberla visto.
Pero antes de decantarnos por una u otra
postura, hagamos una reflexión de que es la
Santa Compaña.
Aunque la descripción varía según las diferentes zonas ; la más tradicional es la que la describe como una comitiva de
almas penando vestidas con largas indumentarias con capuchas blancas
(según algunos) o negras (según otros), que
hacen su recorrido nocturno
Cada fantasma lleva una vela
encendida, y su paso deja un olor a cera en el
ambiente. Al frente de la misma, se encuentra un espectro mayor llamado
Estadea. Todos van descalzos.
La procesión va encabezada por un
vivo, portando una cruz y un caldero de agua bendita, seguido por las ánimas con velas encendidas, que no
siempre se ven, notándose su presencia en el olor a cera y el viento que se
levanta a su paso.
Esta comitiva tiene lugar alrededor de las doce de la noche, y posee unos días
muy marcados en los que suele aparecer principalmente, sin que sea obstáculo
para que lo haga en otros. Estos días son el 1 de noviembre (festividad de
Todos los Santos) y la Noche de San Juan.
La persona que da paso a la comitiva puede ser hombre o mujer, según el patrón de su parroquia sea un santo o una santa. También se cree que quien realiza ese cometido no lo recuerda durante el día, y por eso va poniéndose cada vez más pálido, hasta languidecer. Y así se ven condenados a penar por las noches o bien a pasar la cruz y el caldero que portan a otra persona para no fallecer. En este caso, sería esta persona la que pasaría a encabezar la procesión y la otra se libraría.
En su
procesión van rezando el rosario y según
algunos estudiosos de la materia, hay quien dice
que tocan una campanilla.
Se
cuenta también que a su paso los perros aúllan y los gatos huyen.
Elisardo
Becoña Iglesias, en su obra “La Santa Compaña, El Urco y Los Muertos” explica
que, según la tradición, tan sólo ciertos “dotados”
poseen la facultad de verla: los niños a los que el sacerdote, por error,
bautiza usando el óleo de los difuntos, poseerán, ya de adultos, la facultad de
ver la aparición.
¿Cuál es la misión de la Santa
Compaña?
Solicita el
alma de alguien que morirá pronto.
Indica alguna
falta o error cometido por un vivo.
Quien la
presencia, está presenciando su muerte inminente.
También se
establece que quién la presencia debe pedir misas por sus familiares difuntos,
fallecidos en pecado.
Como
castigo impuesto por alguna autoridad del más allá.
¿Cómo protegerse de la Santa
Compaña?
Acompañarse de
un gato negro y en caso de encontrarse con la procesión,
arrojárselo y huir.
Hacer un
círculo con la estrella de Salomón y tumbarse dentro y no salir de él.
Ignorarlo,
hacer como si no se les viera.
Tirarse al
suelo, para que la santa Compaña pase por encima.
Llevar ajos y
castañas de las Indias.
O una solución
al alcance de todos: “echar a correr.”
¿Realmente existe?
Según el estudio de algunos antropólogos o investigadores,
en muchas ocasiones las apariciones de «La Santa Compaña» se daban en
lugares tales como: terrenos
boscosos, poco iluminados, un solo testigo y con nocturnidad. Por eso los
estudiosos sobre la materia llegaron a la conclusión de que en muchas ocasiones
una pandilla de contrabandistas de tabaco, que tanto abundan en tierras
gallegas, o una arribada de mariscadores, bien podrían haber sido tomados en la
oscuridad de la noche y por unos testigos previamente condicionados
culturalmente, por una procesión de «ánimas en pena». Esta base más
científica viene un poco a desmontar la teoría de la Santa Compaña, pero
aún así hay quien asegura haberla visto.
A quién redacta este artículo le gusta la tradición de la Santa Compaña. Hay gustos para todo, ¿no?...
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