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miércoles, 19 de diciembre de 2012

ARQUITECTURA Y AMOR

 CASTILLO DE BOLDT, ISLA CORAZÓN, NUEVA YORK

 Nuestra riqueza escuchó hasta la saciedad que la riqueza endurece el alma. Yo no estoy del todo de acuerdo. Isla situada en el corazón de las Mil Islas, tiene un castillo que impresiona al verlo y una historia fascinante. Aunque no se podría preguntar si la historia de amor es más un mito que una realidad, el castillo abandonado dejó que el tiempo borrara ese dolor abandonando sus muros para que ahora, en la actualidad, haya sido maravillosamente restaurado y sea una magnifica vista para todos. La verdadera historia detrás del castillo fue la manía de George para construir y ascender en la escala social.De hecho, George Boldt se casó con su mujer, Louise, cuando solo tenía quince años y solo tenía veintiséis cuando tristemente falleció. La mayoría de los biógrafos defienden que era un gran adicto al trabajo que pasaba poco tiempo en casa con su esposa, sobre todo en los últimos años de su matrimonio. La verdad es que tras su muerte abandonó el edificio que estaba en construcción y nunca más volvió a Heart Island.

Castillo de Bold, Isla Corazón, Nueva York





   Hay rumores que dicen que Louise no murió y se marchó con otro hombre; otros que se suicidó porque su estado mental se deterioró con los años. La razón por la que el castillo nunca fue terminado bien pudo ser  problemas financieros como mucho o quizá por la trágica historia de amor…

George y Louise Boldt

  Este castillo fue el capricho del millonario George C. Boldt. En este trabajaron a partir de 1900, mas de trescientos carpinteros, albañiles y artesanos trabajaron en los seis pisos y las ciento veinte habitaciones, que incluye torres, un puente levadizo, jardines y un palomar.
Cuando Louise murió de repente, un devastado George ordenó que toda la construcción parara de inmediato.

Torre Alser, Castillo Boldt

   La familia nunca volvió a la Isla Corazón y la propiedad quedó abandonada hasta 1977. Durante setenta y tres años el viento, la lluvia y el hielo hicieron sus destrozos en la colosal construcción, hasta que fue comprado por la Autoridad de Puentes en Mil Islas (Thousand Islands Bridge Authority) .
Hoy es una maravillosa atracción turística de esta zona disfrutada por millones de visitantes de todo el mundo.

La curiosa historia del edificio Kavanagh

 ¿Puede el mal de amores llegar a la arquitectura? ¿Es cierto que el que fuera el mayor  edificio de Argentina nació de una revancha de amor?
Aquí la historia del Kavanagh, la construcción del barrio de Retiro  que condensa el despecho y amor de una legendaria mujer.

 En la década de 1930, Corina Kavanagh era una hermosa y decidida mujer proveniente de una familia enriquecida a los que despectivamente llamaba “nuevos ricos”, porque por sus venas no  corría sangre de la nobleza pero si ansias de trascender a ella.

  Cuentan que, por aquellos años, Corina mantenía una historia de amor con un joven de alta alcurnia , hijo de Mercedes Castellanos de Anchorena que , por supuesto, se opuso tajantemente a esta relación., hasta lograr que terminara.

 Dolida, humillada, y decida a tomar revancha, Corina elaboró una venganza sin sangre…pero con ladrillos. Así nació el Kavanagh.

El palacio de los Anchorena da a la plaza San  Martín, y del otro lado del parque, la matriarca mandó construir en 1920 la Basílica del Santísimo Sacramento, una de las iglesias más bellas de la ciudad,  la cuál además la familia usaba como sepulcro. La vista desde el palacio a la iglesia era magnífica y los Anchorena se jactaban de ella.
Justo enfrente de la iglesia había un solar vacío, que estaba también en la mira de la matriarca, pero esta cometió un error: antes de comprarlo, se fue a Europa.

Edificio Kavanagh

  Y ahí  estuvo la venganza de Corina Kavanagh, rechazada por los Anchorena. Compró el terreno y en un tiempo record (14 meses) construyó un rascacielos de hormigón armado, único en el mundo con una sola  intención: tapar completamente la visión de la iglesia desde muchos  ángulos. Pero, y principalmente, desde los ventanales de la mansión de los Anchorena.

  El edificio, que  por muchos años fue el más alto de Sudamérica con 120 metros de altura y un total de 33 pisos y 113 apartamentos de lujo, entre otros records, ostenta el de haber poseído el primer aire acondicionado central de Argentina.
Su forma escalonada, además de seguir un estilo racionalista, responde también a las restricciones  del Código de Edificación de aquel entonces que fue limitando su tamaño original.

¡Adiós a la hermosa vista de la iglesia desde el palacio ni desde ningún otro lado! Es más, quedó tan próximo a la basílica el edificio Kavanagh, que la única manera de verla bien es desde el pasaje llamado…Corina Kavanagh.
¿Se imaginan a esta buena señora de Anchorena observando la construcción de un edificio semejante? ¿Tomaría el té con la mujeres viendo las obras? ¿Y el joven Anchorena? 
Ya no quedan Anchorenas en el palacio Anchorena ni Kavanagh en el edificio Kavanagh, ni rastros de un amor que quizá no fue tan grande, pero si queda el odio que desencadenó.

  El rascacielos fue declarado en 1999 Patrimonio Mundial de la Arquitectura de la Modernidad. También es Monumento Histórico Nacional.

  Me falta contaros que Corina Kavanagh vivió varios años, por supuesto, en el mejor apartamento del edificio en “el piso 14” con 700 m. En 1948 vendió la propiedad al banquero Henry Roberts. Hoy en día el mítico “piso 14” es propiedad de un noble británico (Lord Alain Levenfiche) que lo compró por 5,9 millones de dólares.

  También desde hace un tiempo un estudio de arquitectura trabaja para blanquear el exterior del Kavanagh. Además, según contó uno de sus empleados, hace poco se incorporó una tecnología “antipintadas”, todas las paredes de granito se trataron con una película transparente que permite remover la pintura sin dejar rastro. Esperaron que hubiera una pintada y comprobaron que funcionaba.

¡Ah!, aún   hoy  no cuenta con portero eléctrico y hay que dirigirse al conserje para acceder al edificio.

Plaza de San Martín



















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