El director de doblaje José Luis Angulo y el actor Axel Amigo, durante un doblaje |
Nosotros, los espectadores españoles, estamos acostumbrados en nuestra gran mayoría a ver las películas y series extranjeras en nuestro propio idioma. Tal ha sido la magia de muchos profesionales que, creo yo, hasta bien entrada la década de los ochenta, no nos dábamos realmente cuenta de que la voz con la que
escuchábamos a muchos actores no pertenecía a estos.
Ello se ha debido gracias al doblaje. Esta técnica consiste en interpretar la voz de un actor extranjero en sincronía con sus labios, y pegándose todo lo posible a la interpretación que este ha hecho. Pero vamos a seguir descubriendo un poco más sobre este apasionante mundo.
Antecedentes: el cine mudo y los expliadores
Cuando el cine era mudo, la operación de cambio de idioma era muy sencilla. Bastaba con cambiar los rótulos originales por aquellos en el idioma del país al que la película se iba a exportar. Pero había un pequeño gran problema: en muchos países, la población no sabía leer. Alguien tenía que dar voz a la película. Fue así como surgieron los explicadores.
Los explicadores eran personas que narraban la historia a los espectadores en las salas de cine. A menudo eran muy mal tratados por el público.
Actores de doblaje viendo imágenes de una serie a doblar |
Comienzos del sonoro. Dobles versiones
En 1927, los hermanos Warner lanzaron “El Cantor de Jazz”, película que usaba un sistema de sonido llamado Vitaphone. Esto consistía en que se reproducía un disco con la banda sonora de la película, en sincronía con la proyección. Había aparecido, sin embargo, un nuevo problema: los personajes tenían que hablar el idioma de los países a los que se exportaba la película. Fue así como nacieron las dobles versiones. Esto consistía en que, con los mismos decorados, se hacían distintas versiones de una película. En el caso de las versiones en español se mezclaban actores latinoamericanos con actores españoles. Es decir, se rodaba primero la película en su idioma original, y después de volvía a rodar en otro idioma.
Sin embargo, esto parecía no bastar. En 1928, Jacob Carol y Edwin Hopkins, técnicos de sonido de la Paramount, inventaron la técnica de grabación de diálogos en sala. Y la aplicaron con el doblaje al alemán de la película “The Flyer”, de Lewis Milestone.
El doblaje inicia su expansión
A finales de los años veinte, Paramount tenía su sede europea, Reservoirs, en Joinville Le Pont, un pueblo cercano a París. Allí hacían ellos sus doblajes, y allí se hicieron los primeros doblajes al español.
Para ello, se puso un anuncio en un periódico y se hicieron unas pruebas en la Gran Vía de Madrid. Y el director, Luis Buñuel, junto con los actores y actrices escogidos, se desplazaron a Joinville para realizar dicho doblaje. Existe cierta controversia en este punto, ya que mientras unos autores afirma que el primer doblaje al español fue el de “Río Rita”, otros afirman que fue el de “Entre la Espada y la Pared”, aunque parece más probable que fuera el primero, ya que data de 1929.
Actriz escuchando la .VO, tarea fundamental antes de grabar |
Metro Goldwyn Mayer, uno de los estudios más importantes de doblaje |
Terminada la Guerra Civil,el Gobierno de Franco impone la Orden del 23 de Abril de 1941, por la cuál se hace obligatorio el doblaje de películas no habladas en español, salvo permiso expreso del Sindicato de Espectáculos, orden que sería revocada seis años más tarde, permitiendo expresamente la exhibición de películas en versión original subtitulada.
Se trata de una época muy oscura para el doblaje, ya que aunque el nivel artístico es excepcional, la censura mete sus zarpas en la profesión. Gracias a esto, los personajes del cine no “hablan de sexo”, ni “dicen palabras soeces”, ni, por supuesto, “son rojos”. Casos muy espectaculares son el de Casablanca, donde el personaje interpretado por Humphrey Bogart pasó de ser un brigadista internacional en España a haber luchado contra la anexión de Austria, o el de Mogambo, donde una relación adúltera se convirtió en un incesto.
Evolución
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En aquella época, los doblajes se grababan en material fotográfico, no reemulsionable, y fuertemente racionado por el Gobierno. Esto provocaba que los actores nunca pudiesen repetir las tomas o “takes” que grababan, por lo cuál no solamente grababan diciendo todo su diálogo de memoria, sino que a la hora de grabar tenían que tener una seguridad total. Esto lo explica perfectamente la siguiente anécdota.
Un día se encontraba grabando en sala el actor Manuel Luna, a las órdenes del director de doblaje Alejandro Ulloa. El director le advirtió de que ensayase todo lo que le fuese necesario porque si esa toma no valía tenían que suspender la grabación hasta que llegara al estudio más material fotográfico. Manuel ensayó su take concienzudamente, hasta que dijo que ya podía grabar. Comenzó a reproducirse la película y comenzó la grabación. Alejandro esperaba tenso, y su tensión creció tanto que, antes de que la grabadora terminase de grabar el take, exclamó “¡Muy bien, Manolo, muy bien!”. Al final, esto último tuvo que ser bajado en la mezcla.
A principios de los años cincuenta, los doblajes pasan de grabarse en material fotográfico a grabarse en cintas magnéticas multipistas, que sí eran reemulsionables, y que debido al citado carácter multipista, permitían que uno o varios actores pudieran grabar sus diálogos en pistas separadas. Fue esta la época en la que se hizo el primer “plante” de la historia de la profesión.
A finales de los años setenta comenzaron a hacerse más frecuentes los cambios en la profesión. La censura oficial sobre el doblaje desaparece, y se hace la primera gran huelga de la profesión, lo cuál se traduce en la supresión de categorías actorales dentro de este mundo.
Actriz grabando su "take" |
De izquierda a derecha Manolo García Colás, Vicente Bañó Gomis y Luis Martín Carrillo |
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