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lunes, 12 de junio de 2023

MONTES APALACHES

INTRODUCCIÓN

Norteamérica se caracteriza, entre otras cosas, por tener un vasto territorio. Por lo tanto, tiene una buena variedad de climas, relieve y paisajes, los cuales no siempre son conocidos fuera de Estados Unidos y Canadá. Precisamente, en la vertiente Este de dicho país, se localiza una gran cordillera que va desde Alabama hasta la Isla de Terranova pasando por los territorios franceses de San Pedro y Miquelón para continuar por Quebec; hablo de la Cordillera de los Apalaches.

Los Apalaches se dividen en tres grandes regiones:

-Norte: está formada por las montañas verdes de Vermont, algunos relieves de la Isla de Terranova, las Cordilleras de Notre Dame en Quebec, las Montañas Blancas de los Montes Shickshocks y las Montañas Blancas de New Hampshire.



Isla de Terranova



-Centro: montañas de Allegheny, cordillera Blue Ridge y montañas Catskill.

-Sur: cordillera Great Smokey Mountains, montañas Cumberland, montañas Unaka y cordillera Blue Ridge.

LA PUSTULOSA AMENAZA DE WALL STREET

Hasta hace bien poco tiempo, en Wall Street no prestaron ninguna atención al mundo del carbón. Creían que las minas eran lugares sucios, muy difíciles de comprar y vender debido a cuestiones sindicales. Pero, por desgracia, las cosas cambiaron cuando algunos psicópatas se dieron cuenta de que en Asia estaba creciendo la demanda de carbón. Habida cuenta del dineral astronómico que sabían que podrían obtener, metieron sus zarpas (que no manos) en esta cordillera.

Una empresa minera (cuyo nombre nos reservamos para nosotros) no dudó en hacer una auténtica escabechina en plenos Apalaches, dinamitando algunas cumbres y arrojando los restos al río, al más puro estilo “por mis bemoles”. Ignoramos por qué donde crece el dinero crece la podredumbre. El crecimiento de esta mina acabó con cuantas aldeas y comunidades eran susceptibles de “estorbar”.

Se cuenta, entre las numerosas calamidades provocadas por cerebros sin corazón, la historia de una familia a la que, por precaución, pondremos el apellido ficticio de Johnson.

Esta familia poseía una propiedad en la ladera de una mina de la que la empresa antes mencionada era la propietaria.  Habían vivido allí durante generaciones, pero ellos no criticaron inicialmente la existencia de la mina por la simple razón de que varios de sus miembros fueron mineros. Las últimas generaciones dejaron de vivir en esta propiedad, hicieron carreras universitarias y se mudaron a pueblos cercanos.

Un mal día, la mina cercó su propiedad, y la compañía minera en cuestión quiso comprarles el terreno. Por cuestiones económicas, la familia quedó dividida en dos bandos: los que querían que esta propiedad se vendiese y los que no. Nueve miembros de los Johnson decidieron vender la propiedad, pero los otros seis se opusieron.

El caso llegó a los tribunales de su estado, los cuales fallaron parcialmente a favor de esta familia. Y digo parcialmente porque, de las 30 hectáreas vendidas solamente recuperaron diez, las cuales no pudieron seguir usando porque los componentes químicos producidos por la mina hicieron estragos en los árboles, las piedras, e incluso en los peces que poblaban el río que lindaba con su propiedad.


Esta es una de las bondades que produce dinamitar montañas para ganar dinero. 


Las consecuencias de la existencia de esta mina son tan devastadoras que están modificando por completo el ecosistema que la rodea. Unas mentes muy ingenuas podrían preguntarse cuándo el hombre aprenderá las enseñanzas de los pueblos indígenas, para quienes –y tienen razón- no es la tierra la que pertenece al hombre, sino el hombre el que pertenece a la tierra. Porque esta misma tierra es la que le ve nacer, la que le alimenta, la que le permite vivir. Una lección que los caballeros don dinero no han aprendido ni en párvulos.

CLIMA

Aunque hay fuertes diferencias entre el sur y el norte de los Apalaches, estos se caracterizan por tener un clima, por lo general, frío y húmedo. En la Cordillera Presidencial y en las Montañas Blanca, así como en la parte canadiense de estos montes, el clima es, por lo general, ártico o subártico. Sin embargo, en Georgia y en Alabama, el clima es más templado.



Vista panorámica de Georgia


Si bien las abundantes neblinas y nubes densas han dificultado la actividad turística en los montes, dichos fenómenos han favorecido su sistema fluvial y su flora.   

FAUNA Y FLORA DE LOS APALACHES

Tanto en la Cordillera Presidencial como en las Montañas Blancas, la vegetación es muy pequeña; no hay árboles, pero sí hay musgo, líquenes y algún que otro arbusto.

Por el contrario, en territorio estadounidense existen robles, nogales, pinos, abedules, abetos, olmos, álamos, castaños, cerezos negros americanos. tulipaneros de Virginia, hayas americanas, los falsos castaños amarillos y los castaños americanos.

En cuanto a la fauna, también es abundante. Destaca la presencia de pumas, ciervos de cola blanca, alces, ardillas voladoras del norte, mofetas rayadas, linces rojos, zorros rojos, zorros grises, grévoles engolados, serpientes de jarretera, tortugas mordedoras, ranas de bosque y castores americanos.



Grévol engolado


 

HISTORIA DE LOS APALACHES

Los Apalaches se formaron durante la era paleozoica. En esa época, América del Norte estaba unida a Europa y el Norte de África, con lo que los Apalaches componían parte de la cordillera del Atlas en Marruecos y el espacio natural de las Villuercas en Cáceres. No obstante, la tierra se “partió” y, por ello, se originaron los distintos continentes.



Cordillera del Atlas



Se dice que, cuando los conquistadores españoles llegaron a estos montes, encontraron una tribu indígena cuyo nombre fue transcrito como Apalchen o Apalaches; de esta forma, ellos concedieron este nombre a esta cordillera, en la que habitaba dicha tribu.

Los Montes Apalaches son además el lugar donde habitan los llamados “cuellos rojos”, o lo que es lo mismo, los “redneck”, es decir, personas blancas de bajo nivel de ingresos. Huelga decir que se les llama así porque, cuando trabajan en el campo, al estar expuestos al sol la piel se les pone roja (en contraposición a los blancos mediterráneos, a quienes se nos pone oscura).

Sucesos Paranormales

Los Apalaches han acogido toda una serie de sucesos paranormales. De hecho, para protegerte de estos sucesos debes seguir una serie de normas:

-Si escuchas tu nombre, no respondas

-Si sientes que alguien te está acosando o siguiendo, no corras

-Si alguien te ha hablado, has oído o visto algo, tú no has oído ni visto nada

-No vayas al bosque por la noche

-Si algo te mira directamente a los ojos, no lo mires

-Cierra con pestillo o llave todas las puertas o ventanas por la noche

-Si has escuchado algo, no busques lo que has escuchado: abandona el área de manera sosegada

-No pongas en tu puerta un felpudo en el que diga “Bienvenidos”

Uno de los sucesos paranormales que, al parecer, han tenido lugar en los Apalaches ha sido el coro fantasmal de las montañas Roan. Al parecer, algunos visitantes de esta cordillera aseguran haber escuchado un coro fantasmal en estas montañas. Algunas personas que han experimentado sucesos paranormales han compartido sus historias a través de Internet.

Otros sucesos paranormales han sido las desapariciones de personas en las montañas, las cuales estaban haciendo senderismo. Un caso especialmente trágico fue el de Geraldine Largay. Esta mujer desapareció en el estado de Maine, perdiéndose en las montañas por espacio de 26 días. Antes de morir de inanición, dejó una carta de su diario en la que pedía que avisasen a su esposo y a su hija cuando encontrasen su cuerpo. Otros casos célebres han sido el del neoyorquino Vance Rodríguez y el excursionista Robert Fitzgerald, quien a día de hoy sigue desaparecido.

 

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